En el corazón de Ambato, una semilla de educación y fe fue plantada con el noble propósito de formar niños y jóvenes para la vida y la eternidad. Inspirados por el proverbio "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuera viejo no se apartará de él", los adventistas de la ciudad se embarcaron en una misión educativa que transformaría vidas.
Los Primeros Pasos
En 1960, con un espíritu de esperanza y determinación, se fundó la primera escuela adventista en Ambato. Aunque hubo intermitencias en estos periodos, la llama de la educación cristiana nunca se apagó.
El Renacimiento de la Escuela
Casi siete años después, Dios volvió su mirada amorosa hacia Ambato. La comunidad había crecido, y la necesidad de una escuela adventista era imperiosa. Bajo la inspiración divina, el joven pastor Augusto Rivas lideró la reapertura de la escuela, que se inauguró el 27 de septiembre de 1967. La iglesia, agradecida y esperanzada, comenzó a forjar las columnas para un futuro prometedor.
La Escuela "Americana"
Con la bendición del Señor, la escuela "Americana" abrió sus puertas. Padres emocionados matricularon a sus hijos, y el año lectivo 1967-1968 comenzó con 40 alumnos distribuidos en tres ciclos. La joven maestra Elvira Avilés y otros docentes entusiastas llevaron adelante esta noble labor, enfrentando desafíos pero siempre con la ayuda divina.
Un Legado de Fe y Educación
A lo largo de los años, la escuela adventista de Ambato ha enfrentado altibajos, pero siempre con la firme convicción de educar tanto la mente como el corazón. En 1980, bajo la dirección del pastor Buddy Rivas, se colocó la primera piedra de un nuevo edificio, y en 1981, la escuela reabrió sus puertas con 20 alumnos en el primer ciclo.
El Futuro Brilla con Esperanza
Hoy, la educación adventista en Ambato sigue siendo un faro de luz y esperanza. Con la guía de Dios y el esfuerzo incansable de maestros y padres, la escuela continúa formando niños y jóvenes con valores cristianos, preparándolos para enfrentar los desafíos de la vida con fe y determinación.
Esta es la historia de una comunidad que, con fe y perseverancia, ha sembrado semillas de educación y esperanza en los corazones de sus hijos. Una historia que invita a todos a ser parte de este legado, a educar con amor y a confiar en que, con Dios, todo es posible.